SAGRADA FAMILIA

lunes, 29 de marzo de 2010

PASEANDO POR LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA

En el texto de Sr. Marín y otros se hace un recorrido a través de la historia de la concepción del arte y su educación, tomando como punto principal el dibujo.
El arte y su educación no toman relevancia hasta nuestros días, y solo en círculos muy cerrados es donde se educa el arte, por ello en la Antigüedad son los filósofos quienes tienen en cuenta el dibujo como una de las 4 doctrinas a impartir, dándole una doble función, utilidad y belleza.

En la Edad Media se olvida esa parte estética y se trata al arte no como tal sino como cualificados oficios manuales y centrados en materiales y técnica. La enseñanza era profesionalizadora y no se esperaba originalidad ni innovación solo obtener beneficios de las habilidades no primaba la creatividad.



En el Renacimiento y el Romanticismo se organizó la enseñanza en academias de dibujo orientada de forma especializada y profesional. En este período, a diferencia del anterior, ya se entendía el arte desde una concepción más cercana a la actual, siendo el dibujo fundamento a todas las bellas artes. El aprendizaje se organizaba de forma muy secuencializada, acompañados de estudios teóricos que completaban la formación artística. Este sistema se fue afianzando y elaborando hasta finales del siglo XIX.

Ya a principios del Siglo XIX se incluye el dibujo en las materias obligatorias de la enseñanza básica. El aprendizaje en la materia no estaba ya reservado solo a unos pocos, era para el conjunto de la población, todo esto fue posible gracias a la industrialización (sin la tecnología no hubiese surgido el arte actual). Se entendía por fin el arte como esencial para toda la ciudadanía. De nuevo, como en la antigüedad, el dibujo tenía una vertiente artística y otra técnica. Se desarrollaron en este siglo los primeros métodos y manuales de dibujo.

Es en la primera mitad del Siglo XX cuando, de forma muy acertada, se entiende el arte como algo esencial para el desarrollo del hombre. Se descubre entonces el arte infantil como manifestación genuina y propia de la infancia de comprender el mundo. Surge esto por una necesidad de "reinventar el arte" y volver a las fuentes y orígenes, al dar por agotado el modelo eurorrenacentista anterior.

En la segunda mitad del Siglo XX se acentúa la visión autoformadora del arte con la auto expresión creativa, donde se entendía era a través del arte como se aprendía a ser persona, siendo éste distinto para cada persona. Toma importancia en la educación el dibujo libre y espontáneo, siendo fundamental el desarrollo de la creatividad.

En torno a los años 50 UNESCO e INSEA se aprueba "la carta magna de las enseñanzas en las artes" documento en donde se dan unas recomendaciones relativas a estas enseñanzas. Se logra así el reconocimiento y consolidación internacional del aprendizaje en las artes como "indispensable para el desarrollo personal".

A finales de los 60 el psicólogo R. Arnheim pone a debate el lenguaje visual como modo de conocimiento, al afirmar que "ver es pensar" y que "las artes visuales constituían un lenguaje". Más adelante la profesora Donis A. Donis apoyaría esta idea reforzada por los mass media.

Sería en las últimas décadas del siglo XX cuando Elliot Eisner y después la DBAE dieran otra visión de la educación en las artes:
Desarrollar en el alumnado las habilidades y características precisas para comprender y apreciar el arte. Para ello se entendía fundamental el conocimiento acerca de las teorías y conceptos artísticos, al tiempo que se había de fomentar la experiencia creadora.

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